Centrándonos en el proyecto en sí, debo destacar que no fue fácil la tarea de reunir pacientes que cumplieran con todos los requisitos, dado que la mayoría de los posibles candidatos tenían patologías concomitantes o muy mal pronóstico dada la severidad del proceso, por lo que tuvimos que descartar más casos de lo que nos habría gustado por el camino; pero finalmente topamos con un pequeño grupo de propietarios muy entregados que confiaron en la viabilidad del estudio y atendieron diligentemente todas nuestras preguntas, revisiones y recomendaciones. Investigar en algo tan necesario como es poder brindar bienestar a los pacientes cuando están en una fase paliativa y ver que existe la posibilidad de que funcione hace que quieras seguir adelante en la investigación y te motiva a mejorar mucho profesionalmente. Creo que es necesario que existan becas para este tipo de proyectos, que consiguen que los veterinarios jóvenes que estamos abriéndonos paso en el mundillo queramos seguir mejorando nuestra formación por y para nuestros pacientes. Eso es lo que en mi opinión más me ha gustado: el hecho de poder participar en un proyecto que tiene como fin último beneficiar directamente a los pacientes, aunque no siempre se consigan los resultados esperados. Asimismo, el poder asistir a las consultas y las cirugías del servicio de traumatología supuso una gran oportunidad para mejorar mis conocimientos en el área y seguir mejorando en mi largo camino de formación.

Para cerrar mi experiencia no me quedan más que palabras de agradecimiento para los Doctores Juan Pablo Zaera y Oliver Rodríguez, por permitirme empaparme de todos sus conocimientos con mucha paciencia y buen humor, por abrirme un huequito en sus consultas, sus cirugías y por darme apoyo y guiarme para que este pequeño proyecto llegara a buen fin, ya que sin su extensa experiencia y gran profesionalidad nada de este proyecto hubiera sido posible.